Virgen de la Cabeza, S. Coop. And.
La Sociedad Cooperativa Andaluza “Virgen de la Cabeza” se fundó en el año 1963 dedicándose desde entonces a la extracción de aceite de oliva virgen de la cosecha de sus socios cooperativistas y siendo nuestro objetivo la producción de aceites de calidad.
Asimismo, esta entidad gestiona otros servicios para sus socios como la tramitación de solicitudes de ayudas PAC, contratación de seguros agrarios y generales, planes de prevención de riesgos laborales, y en definitiva asesoramiento integral para las explotaciones olivareras. Para ello la cooperativa está constituida también como Agrupación de producción integrada (A.P.I.).
En la actualidad cuenta con alrededor de 800 socios y una extensión olivarera de aproximadamente 3.400 hectáreas, perteneciendo la gran mayoría al término municipal de Montejícar y de las que entorno a un 10% corresponden a términos limítrofes.
Nuestra empresa forma parte de la D.O. "Montes de Granada" y posee la distinción en sus productos de "Calidad Certificada".
Durante el año 2013, la S.C.A. de 2º Grado "Aceites de Granada Tierras Altas" a la que esta cooperativa pertenece y el grupo "Hojiblanca" acordaron la fusión de ambas agrupaciones, creando el nuevo grupo DCOOP que une a 187 cooperativas y más de 65.000 agricultores y ganaderos.
La variedad de aceituna predominante en la comarca es la denominada "Picual" ó "Marteña" que, dadas las condiciones climáticas de la zona, produce aceites con cuerpo, afrutados y un poco amargos.
LA MAGIA DE LA NATURALEZA
Granada, tierra fértil por sus vegas y cultivos, es también una de las más importantes extensiones olivareras de Andalucía, porque si apreciadas son la magia de sus paisajes y la riqueza cultural de su arte y de su historia, no menos valioso es el fruto de su naturaleza.
Cantidad y calidad se funden en una provincia que ofrece sus aceites entre los mejores del mundo y en una proporción de tal magnitud que sitúa la producción de Granada como la tercera de España.
HEREDEROS DE NUESTROS ANTEPASADOS
Con la sabiduría de siglos y siglos de experiencia, los herederos de nuestros antepasados cuidan y protegen los olivos que les acompañarán toda su vida.
A diferencia de otros cultivos periódicos, los olivos permanecen durante generaciones creando fuertes vínculos con sus dueños que los ven como una fuente inagotable de riqueza que algún día podrán dejar en herencia.
Así nace una filosofía que impregna todo lo relacionado con el mundo del aceite y que permanece en el tiempo, como hilo de continuidad entre abuelos, padres e hijos.
UN LEGADO PARA EL FUTURO
Antes de entregar estos cultivos centenarios a nuestros sucesores, los olivareros de hoy se esfuerzan en aplicar cuantos avances ofrece la ciencia moderna tanto para preservar las cualidades del fruto mientras permanece en el árbol como en la recogida del mismo.
Para la producción de aceites de calidad son condiciones indispensables la recogida del producto en su punto óptimo de maduración y la utilización de técnicas de recolección y transporte adecuadas.
Ya en la almazara, nos esmeramos en una cuidadosa selección de la aceituna, su conservación en condiciones vigiladas de luz y temperatura, el uso de materiales que no alteren la riqueza de los zumos, la mejora constante de los equipos de producción y un riguroso control de almacenamiento y envasado.
Todos estos avances técnicos serán nuestra incorporación a un legado para las generaciones venideras, junto con una filosofía de profesionalidad y dedicación a nuestro trabajo.